¡VENGAN Y VEAN!

Juan 1:35-51

“Les dijo: Venid y ved.” (39a)

¡Vengan y vean! (35-39)

Juan no mantuvo a sus discípulos consigo, sino que los envió a Jesús, ¡el Cordero de Dios! Cuando dos de ellos le siguieron, Jesús primero les preguntó: “¿Qué buscáis? Ellos respondieron: “Rabí, ¿dónde moras?” Ellos simplemente querían pasar un tiempo de calidad conociendo más y mejor a Jesús. Jesús fue amable y los invitó: “Venid y ved.” Entonces, ellos fueron, escucharon, observaron y conocieron que Jesús era el Mesías. Siendo maestros bíblicos, debemos enviar a las personas a Jesús. Siendo estudiantes de la Biblia, debemos pasar tiempo de calidad enfocándonos en Jesús. Jesús seguramente nos dará la bienvenida para conocer quién es él, el Cordero de Dios, el Salvador del mundo.

Verás el cielo abierto (40-51)

Andrés, uno de esos dos, conoció al Mesías, a Jesús. Lo primero que él hizo fue ir, encontrar a su hermano Simón y llevarlo ante Jesús para compartir su grande gozo. Jesús vio a Simón lleno de arena y oloroso a pescado y lo llamó Cefas, que significa roca, con la esperanza de Dios. Al día siguiente Jesús llamó a Felipe. Este halló a Natanael y le testificó que Jesús es el Mesías de quien Moisés y los profetas escribieron. Pero Natanael tenía recelos del nazareno. Jesús le mostró su poder divino conociendo lo que él estaba leyendo y reconociendo su verdadera personalidad. Jesús reveló como el sueño de Jacob sería cumplido por medio de su descenso y su ascensión para guiar muchos al cielo.

Señor, ¡gracias por tu invitación a venir y conocerte y ser Cefas en esta generación!

Una palabra: ¡Hemos hallado al Mesías en Jesús!