UN GRANO DE TRIGO

Juan 12:20-36

Versículo clave: 12:24

Como un grano de trigo, nuestras vidas tienen un enorme potencial. No importa cuánto ocultemos o protejamos nuestro verdadero yo o cultivemos una imagen de impresionismo en el exterior, seguimos siendo una sola semilla. Pero, si nos despojamos de las capas protectoras y permitimos que florezca lo que hay dentro, realmente podemos vivir, crecer y dar frutos.

Jesús dio el ejemplo de este coraje. Jesús no se salvó a sí mismo, sino que confió plenamente su vida en las manos de Dios, y vivió por fe. Jesús dio su vida en la cruz para que la cruz de la vergüenza se convirtiera en un símbolo de salvación para todos. La vida de Jesús no terminó en la tumba o en un recuerdo, sino en la gloria de la resurrección. Él es la luz del mundo.

No importa dónde nos encontremos en la vida, seamos jóvenes o viejos, debemos estar en el proceso de convertirnos y florecer. Debemos luchar contra las comodidades de nuestros caparazones actuales y el miedo a ser expuestos. Podemos hacer esto cuando confiamos en el amor y el poder de Dios. Nos damos cuenta de que somos hijos de la luz.

Oración: Señor, ayúdeme a vivir una vida valiente y dar frutos de su amor. Confío en su poder vivificante.

Una palabra: Un hijo de la luz.